sábado, diciembre 06, 2008

Un mundo X Small para una mina XLarge

"Positiva… todo muy bien/Positiva… todo muy bien, o todo como el orto?" (Erica García dixit)
Soy yo con el universo. El universo está en mí. Interactúo con él, me relajo, medito, traigo paz a mi ser, armonizo los chakras mientras me acuerdo de algún que otro lingam, me digo "si no pudimos normalmente, probemos con el Tantra", visualizo el color violeta y me quedo en él hasta que el vecino de al lado, concertista de no sé que camerata, se pone a ensayar la canción del Chavo (que sé que es de alguna ópera que en este momento no recuerdo). Ahí se me va la inspiración. Inspiro, expiro, el oxígeno tiene que pasar por mis venas y llevarse las tensiones…
Soy una persona positiva. El mundo me ama y yo amo al mundo. Lo que todos necesitamos es amor.
Hago una autocrítica. Me miro al espejo y calculo cuáles pueden ser los motivos de mi conflicto con el Universo. "Bien", pienso conmigo misma, "empecemos por los pies".
Y voy anotando en una lista los siguientes ítems:

-Altura: 1,71
-Peso: 74 kg.
-Número de calzado: 41.
-Talle de pantalón: 42
-Talle de sutien: 100

Después de concluir que no estoy tan hecha pelota para la edad que tengo, me subo el tiro bajo que está dejando al descubierto la autopista al Sur y decido salir a comprar ropa, zapatos y demás menesteres que hacen de esta rata un ser humano digerible.
Antes de salir del edificio me miro en el espejo de la entrada. "Tás bien, Turquita, podría ser peor!". Siempre hay que pensar que hay alguien que está peor. Mientras una se queja de la celulitis, por ejemplo, hay gente que no tiene piernas. Mientras una se queja de la pancita, resultado de los ravioles del domingo, hay gente que no tiene para comer y tiene panza de desnutrición.
¿Tengo razón o no tengo razón? Hay que conformarse con lo que Dios te dio, qué tanta historia.
La vidriera de esta casa de marca reconocida tiene unos lienzos impresionantes y unas remeritas/blusitas desflecadas en colores marrones, sepias, con hilitos por todos lados, mitad hippie/mitad shakiresca. Que buenos cinturones… Entro y le digo a la vendedora:
- Quería probarme ese pantalón de la vidriera (si le queda bien al muñeco, me tiene que quedar bien a mí)
- ¿Es para vos? (preguntonta)
- Si.
- Qué talle tenes, "gordi"?
- 42.
- Mmmmm, ese modelo sólo viene hasta el talle 40. Todos los de vidriera vienen hasta el 40.

Ergo: Tendría que bajar un talle para ponerme ese pantalón. Cagamos.
Pero antes de irme quiero probar con "esa" camisita hermosa que había visto.

-Decime, de esa camisita de la vidriera, tenés como para mí?
-Mmmmm, todos son talles únicos. Pero si querés, probátela, a ver si te queda.
La Turca se lanza de cabeza al probador. Díganme por qué los probadores de casa de ropa de minas miden 1 x 1? No se dan cuenta de que alguien normal no entra ahí? Trato de sacarme el pulóver y la remera, no sin antes magullarme los codos y que se me cayeran en la cabeza los maniquíes que colgaban del techo. Trato de bajar la remerita… y no baja. Si la fuerzo, la rompo y encima la tengo que pagar. Ergo: me voy a comprar zapatos y ando desnuda por la vida, pero con zapatos (como las actrices XXX).
TODAS LAS REMERITAS ME QUEDAN POR ARRIBA DEL OMBLIGO Y TENGO 30 AÑOS!!! Me tengo que vestir como una vieja de 80???

"Qué lindos zapatos!!!" Mientras los contemplo, me imagino yendo a trabajar con ellos. "Serán cómodos?". Entro.
- Quería probarme esos zapatos que tenés al lado de la caja.
- Cuánto calzás?
- 41.
- No tengo, sólo se hacen hasta el 40 (con cara de "vos no sos humana"). Pero si querés, probate el 40 grande a ver cómo lo sentís.

Llevo años tratando de comprarme zapatos cómodos, y lo único que consigo son zapatos que me visten pero me dejan los dedos mochos, los pies llenos de callos… un asquito.
Comprar un conjunto de ropa interior se transforma en una especie de Expedición Robinson. La última vez que quise comprarme un corpiño "con onda, con bretelitos de silicona" estuve 3 meses dando vueltas por San Martín, Palermo, Belgrano… hasta que caí en el Once. Llegué a mi casa emocionada, me lo probé y el bretelito tan lindo de silicona se rompió. Y después descubrí que no sostenían nada.
Como decía Sidarta Kiwi, "nos enyoguizamos" y repentinamente me veo con una luz cenital iluminando mi capocha. "Soldado que escapa sirve para otra batalla", "No hay mal que por bien no venga" "Dios debe tener reservado algo grosso para mí" "No está muerto quien pelea" y miles de dichos más se cruzan por mi cabeza para tratar de justificar lo que es injustificable: estoy en un mundo xtra small y soy xtra large. Y ahí es cuando me acuerdo de la película "Un día de furia" y me dan ganas de agarrar el FAL y reventarles sus tiendas a tiros. Odio salir a comprar ropa.
Mientras camino por la calle Córdoba con los ojos que se me salen de las órbitas de la bronca acumulada, pasa un tipo que me dice:
"Como me gustaría hacerte esto y lo otro y snpkjfpaoj"
Por lo menos ser xtra-large sigue teniendo algunas ventajas.

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