sábado, febrero 23, 2008

Actitudes

Viernes, 12:30 del mediodía. Uruguay y Corrientes.

Entro al banco Francés que está en la esquina. Al insertar la tarjeta en el ATM, me aparece un aviso que me indica que ese cajero sólo opera con tarjetas del Banco Francés. Como soy de otro banco, retiro la tarjeta y le aviso al flaco que estaba detrás de mí lo sucedido.
Él me dice: " Bueno, pasá por el otro". Como los otros terminales estaban ocupados, le digo: "No, estás vos primero". Y él: "Pero vos estabas antes". Y yo: "No, yo ya usé el cajero. Yo me fijé antes de meter la tarjeta y me tiré el lance. No me salió. Lo justo es justo, y vos estabas esperando correctamente".
El flaco agradeció, no sin antes mirarme como diciendo "esta mina no es de este mundo". No. Quizás no lo sea.

Hace un mes, en el gimnasio.

Para el que no lo sepa, hay un gimnasio en Asamblea y Del Barco Centenera, el único de la cuadra. Fui hasta la semana pasada. A partir del tercer mes se me hizo cuesta arriba el hecho de salir de casa para ir a meterme en un lugar poco "friendly".
Desde que comencé a hacer fitness, o aparatos, o musculación, como es mi costumbre llegaba al lugar y saludaba a los instructores. Pero había uno, uno solo, al que saludé varias veces y no obtuve respuesta. Empecé a preguntarme.... ¿Qué le hice a este tipo? ¿Yo lo miré mal? ¿Estará pensando que "saludar" es sinónimo de "te quiero comer"? Pará... primero, el saludo no se le niega a nadie. Segundo, no sos mi tipo. Si quisiera tirarme una cana al aire no me la tiraría a metros de mi casa.

A fin de sacarme la duda de por qué el individuo era tan raro, lo encaro a Lucas, otro de los instructores, una de las pocas personas que valen la pena dentro de ese lugar junto con Guido, que ponían heavy metal a la mañana cuando éramos 4 gatos locos haciendo cinta (porque después, es obvio gordo, a las nenas de Parque Chacabuco no les agrada la música del demonio).
Bueno, encaro a Lucas y le pregunto: "Decime una cosa, ¿qué problema tiene este pibe aparte de la cara? Lo saludé varias veces y es como si nada. ¿Tiene algún problema?" Lucas me responde que él es así, que trate de saludarlo más veces que en algún momento él me va a responder (¿?!!).
Le digo: "No, ese flaco está equivocado. Es un mal educado. Yo no voy a intentar más nada, ¿quién se piensa que es?". Ahí Lucas me cuenta que en el ambiente del gimnasio tenés que pagar un cierto derecho de piso para "ser respetado" y una sarta de explicaciones idiotas que sólo la deben entender los pato vicas que se pichicatean y van 6 veces por semana a cultivar el cuerpo. De todas formas, ese tipo de competencia absurda, de los "derechos de piso", están fuera de mi área de cobertura. Sé que Lucas trató de contemporizar, pero nada de lo que dijera para justificar una actitud de mal educado me serviría.

Después, tranquila en casa, empecé a analizar a todos los personajes. El "encargado" tampoco saluda. Hacía 4 meses que, si no hubiera sido por iniciativa propia, nadie me cambiaba la rutina. Las máquinas se rompían, las pocas máquinas que hay, y estaban 10 días para arreglarlas. De 4 cintas, sólo 2 funcionaban bien. Te cobran $ 55 por pasar y usar las máquinas, cuando tendría que ser otra cosa.

Hay gente que se piensa que tener un negocio a la calle les garantiza una guita segura por mes. No les interesa hacer clientes, cuidarlos, hacerse conocidos, que la bola se pase y que haya más gente y con esa guita ampliar el gimnasio o abrir una sucursal. Yo no espero que me reciban como a Mirtha Legrand, con flores y aplausos. Simplemente quiero que me saluden, que me digan "Ana, ¿cómo venís con los ejercicios? ¿Te parece que podemos aumentar el peso, las repeticiones? ¿Cómo te estás sintiendo?". Lo mínimo. No voy al gimnasio para levantar lo que ya no tiene remedio, lo que Natura no da, ni Salamanca ni los aparatos lo prestan. No voy para estar linda para el verano, por 3 meses. Voy por PRESCRIPCIÓN MÉDICA, porque la médica me ordenó hacer gimnasia, TODO EL AÑO. Lo que significa que soy un cliente fijo, al que - por si no se dieron cuenta - tienen que cuidar.

Pasé por Megatlon para ver cuánto costaba. Me sale el doble y un poco más. Está bien que lo vale, pero no tengo tiempo para hacer todo lo que el pase me da el derecho de hacer. En Megatlón te saludan, la atención es buenísima, todos se conocen, el instructor que me atendió es de 10. Si tuviera tiempo para hacer natación, voley, fitness, pilates, spinning, basquet recreativo, yo pagaría los $145 que sale. Pero a duras penas sólo voy a poder hacer una sola cosa de todo eso... porque tendría que seguir trabajando para poder pagar la cuota todos los meses, fija, en mi tarjeta de crédito.

Coto de Parque Chacabuco, 19:30 de un sábado en el que opera el descuento de 15% en tarjetas de débito.

Todos los sábados, 15 minutos antes de que se cierren las cajas de envío a domicilio, una "voz en off" avisa a los Señores Clientes que restan 15 minutos para que se cierren dichas cajas.
Hace dos sábados la "Voz en off" se durmió y despertó a las 19 hs, avisando que las cajas se habían cerrado. Bajé corriendo con el chango y llegué a las 19:02 a la caja de envío a domicilio.

Media hora después, al llegar a pasar mis productos, la cajera me avisa que un empleado había repartido numeritos para los que estaban esperando en las cajas. A los últimos. Le explico lo de la voz en off, que yo llegué a las 19:02, que si no me hacía el envío a domicilio le tenía que dejar la mitad de la compra... Me manda a hablar con su jefe. Su jefe me vuelve a decir lo de los numeritos, que de la única forma que me podían hacer el envío era EL LUNES porque los domingos no hacían entregas. Le digo: "Flaco, llegué dos minutos más tarde, lo que tardé en bajar la escalera mecánica porque la voz en off no avisó 15 minutos antes".
Respuesta: "No puedo, no puedo, no puedo porque las camionetas ya se me están yendo, tendría que haber llegado antes a la caja..." (diálogo de sordos, los tipos no te escuchan cuando les hablás bien. Creo que empiezan a escuchar cuando levantás un poco la voz y armás un escándalo)

¿Cómo terminó la historia? Yo, tratando de controlarme porque la cajera no tiene la culpa del inepto que tiene como jefe y volviendo a casa, 10 cuadras, con 15 kilos en cada mano. No usé el libro de quejas porque había cola para quejarse, había gente a los gritos, vaya a saberse el por qué. Le digo a la cajera: "En mi trabajo VIVO haciendo concesiones, cuando me piden algo urgente CORRO para cumplir, porque en eso hago mi diferencia. Yo BRINDO un servicio, si no corro, el servicio NO SIRVE. No me molesta que vos no me puedas tomar el envío, me molesta LA FALTA DE PREDISPOSICIÓN para con el cliente".

Y con todo esto me pregunto adónde quedó la buena educación, el respeto por el cliente, la atención. ¿A nadie le interesa? ¿Será que les interesa algo? ¿O te atienden cuando pagás más? ¿Habrá alguien que me responda?