martes, junio 02, 2009

Sobre la idiotez ajena y la propia

"Cuando los demás son idiotas me enojo. Pero cuando se trata de mi idiotez, me enojo el doble".
Partiendo de la premisa de que soy un ser humano y como tal, pasible de cometer errores, paso a comentar brevemente que este ser humano siente. Por sobre todas las cosas, siente. Y se diferencia de los animalitos salvajes no sólo por cometer actos volitivos, sino por tener conciencia de los mismos.

Soy hipercrítica. Una vez Dona Sumiko dijo, muy suelta de cuerpo, "Falar a verdade não é falar mal". Siendo una escorpiana como yo, coincidí con ese pensamiento y adherí a la idea de que decir la verdad sobre la persona que se tiene enfrente, lo que está a la vista, no es hablar mal de ella. Claro que a veces se utilizan circunloquios y un lenguaje políticamente correcto para no herir sensibilidades. A veces juro que me encantaría decir "es un/a retrasado/a mental" en vez de un "tiene un pequeño problema de aprendizaje, quizás sea un ADD pero me inclinaría más por una dislexia leve". A veces me gustaría decir "es un pendejo de mierda que no vivió un sorete" en vez del "no ha madurado en sus emociones y lleva una vida näif, casi de un sibarita".

Pero más allá de los eufemismos que uso para cambiar una palabra por la otra en cuestión de milisegundos, antes de criticar o de "hablar mal" de los otros, me he mirado el ombligo cientos de veces. No hay peor crítica sobre mí que la que vengo haciendo desde que tengo uso de razón. Podría enumerar cientos de defectos que tengo, uno de ellos es la ansiedad, el otro es un hábito adquirido como consecuencia de ella: el pucho. Otro defecto es callarme las cosas que me molestan hasta que exploto. Y generalmente, cuando exploto, lo hago mal. ¿Por qué llego al punto de explotar? Porque el ser humano, como ya dije, se diferencia de los animales porque realiza actos volitivos, en los cuales participa la voluntad. Y exploto porque mi función de educadora queda restringida a las 4 paredes de una Escuela Media, no es extensiva a la sociedad allá afuera.

Los seres humanos cometen actos idiotas, a veces por simple placer de ser idiota, a veces sin querer. Pero los que más me molestan son los que se hacen a propósito, los que tienen la clara intención de joder, los actos idiotas egoístas. A veces digo que si la gente mediocre utilizara toda esa energía en hacerse una vida en vez de envidiar o de tratar de destruir lo ajeno, el mundo sería un buen lugar donde vivir. Pero, como dice Bruninho en perfecto porteño, "es lo que hay".

Y dentro de la idiotez ajena también entran los psicólogos, que le dicen a gente vulnerable cómo manejar sus relaciones. Y te encontrás con un amigo a quien no ves hace mucho tiempo , que está haciendo terapia porque la novia lo dejó y te tira "mirá, disculpame, no puedo ir a tomar una cerveza porque eso sería desviarme de mi intención de hacerme mi propio tiempo, pensar en mí y no dejar que los demás me manejen la agenda". Pelotudo! Te pregunté cuándo te podías hacer un tiempo para tomar una cerveza y ponernos al día con las boludeces que nos pasaron en estos 5 años que no nos vimos!

Y dentro de la idiotez ajena también entran los nü vendedores, que no largan el celular ni los mensajitos de texto por nada, y uno como cliente pierde tiempo esperando que esta gente se digne a atenderlo una vez que termine de redactarlo.
Y dentro de la idiotez ajena entra la gente que nunca se va a enterar que ya fue, que ya no es parte de nuestra vida. E insisten, insisten, e insisten una y otra vez como mendigos de cariño, como pseudo-amigos, como ex conflictivos que de una u otra manera van a tratar de llamar nuestra atención sin importarles nada.
Y dentro de la idiotez ajena está el idiota que cruza Avenida Rivadavia sin mirar para los dos lados.
Y también los que cojen sin forro.
Y también los programas de chimentos. Y también los políticos de turno. Y también nosotros, porque les creemos sus verdades como propias.
Y también los que viven la vida de los demás son idiotas.
Y también el boliviano de la verdulería es idiota, porque le venden las cosas podridas y él me las quiere vender a precio dólar. Por qué me vendería algo que ni él mismo consumiría? El tomate podrido cometelo vos, yo no soy idiota!

Tratar de zafar de la idiotez demanda muchísimo trabajo. De la propia y de la ajena. Vivo cruzándome con boludos que no respetan nada, desde los que no respetan la propia vida hasta los que se cagan en la vida de los demás en un auto porque tienen ese "egoísmo idiota" de querer llegar antes que todo en resto para no quedar como "idiotas". Del taxista que para sin poner una baliza avisando la maniobra. Zafar de la idiotez de un médico que te diagnostica mal y te da otro remedio que te fulmina el hígado. Zafar de la gente poco idónea, de los mediocres, de los envidiosos, de los odiosos de turno es un trabajo aparte por el cual no nos pagan.

Y la verdad, no tengo muchas ganas de perder tiempo en esquivar las acciones de los idiotas.
Tengo pocas ganas de muchas cosas.

Un dia me voy a cansar y los eufemismos los voy a meter, uno por uno, en el bolsillo del primer idiota que se me cruce. Porque soy una idiota criticona, sólo por eso.

miércoles, abril 01, 2009

Sobre la muerte y el morir


Rubem Alves

¿Qué es la vida? Más exactamente, ¿qué es la vida de un ser humano? ¿Qué es lo que la define? Ya le tuve miedo a la muerte. Hoy no lo tengo más. Lo que siento es una tristeza enorme. Concuerdo con Mario Quintana: "Morir, ¿ qué me importa? (...) La cuestión es dejar de vivir". La vida es tan buena! No quiero irme...

Eran las 6 de la mañana. Mi hija me despertó. Tenía 3 años. Me hizo entonces la pregunta que nunca hubiera imaginado: "Papi, cuando te mueras, ¿vas a extrañar?". Me quedé mudo. No sabía qué decir. Ella entendió y vino a mi auxilio: "No llores, que yo te voy a abrazar..." Ella, una nena de 3 años, sabia que la muerte es en donde habita la nostalgia.
Cecília Meireles sentía algo parecido: "Y me quedo imaginando si después de tanto navegar al final se llega a algún lugar...El que es, quizás, hasta más triste. Ni barcos ni gaviotas. Apenas sobre humanas compañías... Con qué tristeza el horizonte avisto, cercano y sin recurso. Qué pena que la vida sea sólo esto..."

Doña Clara era una viejita de 95 años de Minas. Vivía una religiosidad calma, sin culpas ni miedos. En la cama, ciega, la hija le leía la Biblia. De pronto ella hizo un gesto interrumpiendo la lectura. Lo que ella tenía para decir era infinitamente más importante. "Hija mía, sé que mi hora se acerca... Pero, qué pena! La vida es tan buena..." Pero tengo mucho miedo a morir. El morir puede venir acompañado de dolores, humillaciones, aparatos y tubos metidos en mi cuerpo, contra mi voluntad, sin que nada pueda hacer porque ya no soy más dueño de mí mismo; soledad, nadie tiene valor o palabras para que tomando mi mano hablemos de mi muerte. Miedo de que ese paso sea demorado. Bueno sería si, después de anunciada, la muerte llegara de forma calma y sin dolores, lejos de hospitales, rodeado de seres queridos, rodeado de visiones de belleza. Pero la medicina no entiende. Un amigo me contó los últimos días de su padre, ya viejito. Los dolores eran terribles. Le era insoportable el sufrimiento de su padre. Entonces se dirigió al médico: "¿No podría aumentarle la dosis de analgésicos para que mi papá no sufra?" El médico lo miró severamente y le dijo: "¿Usted me está sugiriendo que le practique la eutanasia?"
Hay dolores que tienen sentido, como los dolores de parto: una nueva vida está naciendo. Pero hay dolores que no tienen ninguno. Su anciano padre murió sufriendo un dolor inútil. ¿Cuál fue la ganancia? Que yo sepa, sólo la conciencia tranquila del médico, que durmió en paz por haber hecho aquello que la tradición mandaba, tradición a la que frecuentemente se le da el nombre de ética.

Otro viejito querido, de 92 años, ciego, sordo, todos los esfínteres sin control, en una cama. De pronto, un hecho feliz. Su corazón se detuvo! Seguramente fue su ángel de la guarda, que así le ponía un punto final a su miseria! Pero el médico, movido por los automatismos habituales, se apuró en cumplir con su deber: cruzó sus brazos sobre el viejito y lo hizo respirar de nuevo. Sufrió inútilmente dos días más antes de tocar su acorde final. Me dirán que es deber de los médicos hacer todo lo posible para que la vida siga. También yo, a mi manera, lucho por la vida. La literatura tiene el poder de resucitar a los muertos. Con Albert Schweitzer aprendí que "honrar la vida" es el supremo principio ético del amor. Pero, ¿qué es la vida? Más exactamente, ¿qué es la vida de un ser humano? ¿Qué es lo que la define? ¿El corazón que continúa latiendo en un cuerpo aparentemente muerto? ¿O serán los zigzags en los videos de los monitores, que indican la presencia de ondas cerebrales? Confieso que, en mi experiencia de ser humano, nunca consideré la vida bajo la forma de latidos de corazón u ondas cerebrales. La vida humana no se define biológicamente. Somos humanos mientras en nosotros existe la esperanza de la belleza y de la alegría. Muerta la posibilidad de sentir alegría o de disfrutar la belleza, el cuerpo se transforma en la cáscara vacía de una cigarra. Muchos de los llamados "recursos heroicos" para mantener con vida a un paciente son, desde mi punto de vista, violencia al principio de "honrar la vida". Porque, si los médicos oyeran el pedido que hace la vida, la escucharían diciendo "Libérame".

Me conmovió el drama del joven francés Vincent Humbert, de 22 años, ciego desde hace tres años, sordo, mudo, tetrapléjico, víctima de un accidente automobilístico. Se comunicaba por medio de un único dedo que podía mover. Y fue así que escribió un libro en el que decía: "Morí el 24 de septiembre de 2000. Desde aquel día, no vivo. Me hacen vivir. Para quien, para qué, no lo sé..." Imploraba que le dieran el derecho a morir. Con las autoridades movidas por las tradiciones y las leyes se negaban, su madre le cumplió el deseo. La muerte lo liberó del sufrimiento.

Las Sagradas Escrituras dicen: "Todo tiene su tiempo. Está el tiempo de nacer y está el tiempo de morir". La vida y la muerte no son opuestas. Son hermanas. "Honrar la vida" exige que seamos sabios para permitir que la muerte llegue cuando la vida se quiere ir. Llegué a sugerir una nueva especialidad médica, simétrica a la obstetricia: la "muerenterapia", el cuidado dispensado a los que se están muriendo. El objetivo de la "muerenterapia" seria cuidar la vida que se prepara para partir. Cuidarla para que sea en paz, sin dolores y rodeada de amigos, lejos de Unidades de Terapia Intensiva. Hasta encontré a la patrona para esta nueva especialidad: la "Pietà" de Miguel Ángel, con Cristo en sus brazos. En los brazos de aquella madre el morir deja de causar miedo.

Texto publicado en el diario“Folha de São Paulo”, Caderno “Sinapse” del día12-10-03. fls 3.

A mamá.
Analia, 31/03/09

jueves, marzo 19, 2009

La celulitis y las estrías

Hola. Si. A vos. Hola.

A vos que no sabías qué hacer de tu vida, que buscabas en los canales de ventas, desesperada, la pipeta transparente que te iba a sacar la celulitis junto con una cremita. Hola? Date cuenta que hagas lo que hagas esos pozos seguirán estando en tus piernas. Y lo peor, seguirán apareciendo.

No voy a crearte falsas expectativas. Las mujeres sufrimos de celulitis y estrías y los hombres se ponen panzones y pelados. Hagamos lo que hagamos, todos, inevitablemente, terminaremos dándole de comer a los gusanos o al fuego de la cámara crematoria.

Por eso, como decía mi vieja: "Ante lo inevitable, relájate y goza".

He pasado 34 años en este mundo y nunca me sentí bien en él. A veces me sentí aceptada, a veces no tanto. Los hombres a veces suelen ser unos bichos raros que la primera vez que están con vos no sólo tocan para calentarte, sino para saber qué onda con tus carnes. Después se adaptan, huyen. Unos se quedan para bien y terminan encariñándose con tus carnes. Otros, a veces, parece que se quedaran por lástima y una tiene que agradecerles que hayan tenido la deferencia de hacer una obra de caridad con nosotras. "Otro no te daría bola". Hay de todo, creanme.

La mujer es una gran mentira, y una de las grandes mentiras se esconden debajo de los jeans. Pobres ellos, no tienen como saber si abajo "hay o no hay", no tienen cómo saber la tersura de la piel hasta que no nos sacamos los pantalones. Ellos se pueden llevar sus chascos... y convengamos que nosotras también, en cierto punto tenemos que llegar a intimar para ver qué onda con la caja de herramientas. Pero vamos a algunas disculpas que podemos llegar a dar cuando te das vuelta justo cuando él tiene su mirada clavada en tu celulitis y vos te das cuenta de ello:


  • Qué onda, querés saber? Si fuera un corte de carne sería vacío, de ese vacío suculento que con la grasita se pone más rico.
  • Si fuera una modelo, sería una del Renacimiento, una de las Tres Gracias pintadas por Goya.
  • Si fuera un alimento, sería una gelatina. Querés probar? Mové un poquito acá y vas a comprobar lo que físicamente se llama "Onda expansiva".
  • Si yo fuera vos, no me fijaría tanto en la celulitis... Yo tuve un Renault 12 medio chocado que andaba como piña. Dentro de 10 minutos ni te vas a dar cuenta de que tengo celulitis, como dentro de 20 años yo no voy a rezongar porque tenés 20 kilos de más, todos en la panza.
  • No te fijes en eso, porque todos terminamos en el mismo lugar.

No soy obesa, no tengo un problema con la comida. Siempre hice deporte, me cuido con las comidas. Me tocó tener un cuerpo grandote y una mala metabolización de las grasas. Sólo eso. Por el resto creo que soy una buena persona, creo que tengo amigos, creo que la gente me quiere. Soy trabajadora. Me gusta la música como a todos. Amo mucho. Mis defectos trato de analizarlos y cambiar. Pero la celulitis es un defecto que sigue estando y yo no puedo hacer nada.
Mientras una se queja por la celulitis, hay gente que no tiene piernas.

  • No te gusta? Ahi tenés la puerta. Prefiero la sinceridad antes que un vómito,
  • Donde vivis? Vivo en Combate de los Pozos e Independencia. Que loco, no?
  • Te molesta? A mí también. Si querés me la saco, pero necesito 10 mil pesos para hacerme una lipo. Para que veas que tengo buena predisposición, pero lo que me falta es plata.
  • Nunca viste celulitis? Pensé que tenías calle... Bueno, si querés podés tocar, los pozos no tragan dedos.
  • Nunca viste estrías? Que loco... Bueno, en verdad yo siempre quise tener estrìas porque soy Tigre en el horóscopo chino y así parezco un tigrecito. Lindo, no?
  • No sabés lo que te perdés... en el invierno soy una estufita. Tengo las piernas siempre calientes.
Y si aún así no te convence, dame 5 minutos más para darte 10 millones de razones para quedarte con mis pocitos. Porque yo los tengo y me hago cargo, y como ya son parte de mí disfruto del sexo sin fijarme en un espejo si se notan o no. Ya sé que se notan. Por eso en el espejo veo cosas más interesantes.

Si después de 5 minutos considerás que es mejor quedarse con una chica que vive pendiente de su cuerpo y no le importa si disfrutás o no, podés irte. Y sé feliz.


Che, espero que les haya servido... cualquier cosa me chiflan!

miércoles, marzo 11, 2009

DV

El silencio no es más silencio, los espacios se llenan de música y color. Jugamos como chicos en un mundo de grandes, zapamos como grandes en el comedor de casa. Tenemos lo que necesitamos y no necesitamos nada más, con lo que hay alcanza, lo que venga después es yapa. O proyectos concretados.
Jugamos como chicos en un mundo de grandes, en el que la mezquindad de sentimientos es moneda corriente. Nos amamos puramente en un mundo contaminado y loco. Desnudamos el alma y la dejamos expuesta para que el otro la conociera, no para que la manipulara a su antojo. Nos cuidamos el uno al otro, nos buscamos, nos entendemos, nos encontramos. Nos comprometimos sin necesidad de anillos y símbolos materiales, porque en este juego apostamos nada más ni nada menos que el corazón. Yo estoy. Y vos estás.
Gracias por estar en mi vida. Y por quedarte en ella.

sábado, marzo 07, 2009

Oxígeno

Te miro desde la otra cama. En tu rostro veo las arrugas de una vida pasada, vivida, llena de experiencias y recuerdos. Veo la desolación, la desesperanza y la tristeza por no saber si vas a salir de esta.
-Hace cuánto que estamos en este baile?
-Ya hace más de un año.
-Y qué perdemos si bailamos un poco más?
-Nada.

La noche cae y la cama es de aquellas de hotel barato, cubiertas con un forro de plástico que evita cualquier derrame. La frazada es precaria y la almohada idem, no hay nada llamativo ni interesante que me invite a dormitar los inevitables 15 minutos que me permitirán mantenerme en vilo hasta que venga mi reemplazo. No hay nada para leer, salvo unas revistas de chimento que tiene la mujer de al lado. Cuando se duerme, le arrebato la "Paparazzi". Una nota.
"Carolina Baldini, la Chola, se separó y le dio la exclusiva a otra revista. Paparazzi lo anunció hace más de un año y lo documentó con fotos".

Y a mí qué cuernos me importa... Pero a esta altura cualquier lectura es buena con tal de que consiga liberar mi cabeza de todos los pensamientos que se le ocurren.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Pero cuando te dicen que es metástasis, adónde va esa esperanza? Yo te lo puedo decir. Va a un lugar que se llama "muerte digna", en el cual se trata que ese pasaje a la otra vida sea lo menos doloroso posible.

-Me tengo que poner bien. Quiero jugar con los nietos que me vas a dar, quiero estar para verlos.
-Vas a estar, mamá, no pienses en eso. Tenés que ponerte bien y pensar en positivo.
-Y quiero jugar con ellos, malcriarlos y ponerles limites. Una abuela también tiene que ponerlos.
-Claro, si no me tirás para atrás todo el laburo que yo hago en dos minutos.
-Exacto.

Curso práctico de dos horas sobre cómo ser hipócrita sin que se te caiga una lágrima.

Mientras tanto, mis ojos se fijan en tu pecho, observo tu respiración. Cuando se detiene, espero que ese no sea el momento. Me acerco a la cama, te tomo de la mano y abrís los ojos.

-Ma, necesitás algo? Te duele algo?
-No, sólo estoy triste.
-Por qué?
-Quiero estar en casa. Extraño mi casa.
-Yo también extraño la mía, pero no pienso en eso.

El tubo de oxígeno se vacía por completo. Giro la válvula y no sale nada. Llamo a la enfermera, viene el oxigenero y lo repone. Y la vida vuelve por 3 horas más.

jueves, febrero 12, 2009

A veces si, es blanco y negro

No hay nada peor que una mina despechada, ya lo dijo mi abuela, a quien le extirparon un pecho y toda su vida se la pasó criticando a los demás.

Las mujeres son jodidas. Todas, en mayor o menor grado, tenemos la tendencia a "marcar territorio" como los perros. Y esta costumbre ancestral (si, señores, es ancestral!!!) tiene sus orígenes en la mujer de las cavernas, en las primitivas indígenas que cuidan a su macho proveedor de carne de antílope y seguridad frente a los peligros de la naturaleza. Los métodos se fueron perfeccionando a medida que el hombre evolucionó desde aquel primitivo que fabricaba sus puntas de lanzas tallando las vetas de las piedras silícicas a lo que es hoy, un homo sapiens con cierta cultura y urbanizado. Hoy no todos los hombres tienen sus cuerpos trabajados y musculosos como aquél hombre de las cuevas de Altamira ni la mujer se queda en casa esperando comida, protección y seguridad. Hoy aquel macho "proveedor" puede ser perfectamente un operario que lleva a su casa $1500 por mes, o un cartonero. Pero "marcar territorio" está en los genes, es un código que viene en la sangre que se desarrolla o no dependiendo de las circunstancias y la capacidad de razonar que cada una tenga.

Siempre detesté y protesté, en reuniones con amigos hombres, por los llamados poco oportunos de sus mujeres. Por lo tanto siempre fui de la idea de "No te voy a llamar. Cuando termines la reunión llamame vos, o avisame si vas a venir a comer". Sigo siendo partidaria de esa idea porque sé los comentarios que sobrevienen a la llamada, del tipo "Mirá como te tienen!" o "Qué pollerudo" o, inclusive más modernos, del tipo "Guarda porque si sigue así mañana te instala un GPS con descarga eléctrica en las bolas". Y como yo soy autora de este último comentario, no me queda otra que aferrarme a mis creencias y de actuar de acuerdo a ellas, esto es, dejando amplia libertad de criterio y confiar en la persona que está a mi lado, total, la comida puede calentarse en el microondas.

Y hablando de marcar territorio, otra cosa que siempre me molestó fue que la llegada de una nueva pareja a la vida de un ex con quien quedé en buenos términos generara conflictos sin sentido. Comentarios del tipo "hablás con tu ex" o "todavía la amás" o "si hablás con ella, para qué estás conmigo?" son irritantes. MAXIME si tengo la ubicación y la delicadeza de no llamar en horarios descabellados. MAXIME si aún trabajo con ese EX y sólo nos comunicamos por motivos laborales. MAXIME si hace más de un año que no me lo cruzo en persona. MAXIME si ante todo prima el respeto por esa persona que se incorporó a la vida de un ex, que se merece lo mejor tanto como él, porque el hecho de que nuestra relación no funcionara no quiere decir que sea una mala persona. Simplemente no resultó conmigo, pero se merece lo mejor. Esas "marcadas de territorio" tan evidentes y poco sutiles me dan mucha pena, porque eso significa que esa mujer no confía en el hombre que eligió para pasar gran parte de su vida (hasta me da miedo decir "el resto de su vida") Pagar el pato por la falta de confianza del otro nunca me gustó, en ningún aspecto, MAXIME si no se da motivos. Si no hay motivo, no hay reclamo.
MAXIME es una revista para hombres y no me paga por usar la expresión.


"Vamos a ver ahora quién la tiene más grande"

Sigo sin engancharme en esa porque, en el fondo, se establece una competencia para ver quién pesa más en la vida de ese compañero a quien se está protegiendo. Es como una pelea intrínseca que se libra entre la actual y la ex, sin palabras, pero con actitudes muy feas en donde se pone a la persona querida entre la espada y la pared, en una situación de elección en donde siempre se pierde algo. Es como el "vamos a ver quien la tiene más grande" de los hombres, pero tácitamente: ninguna de las oponentes se habla. Y en el medio, ÉL.

Eso no pasa con los hombres de la pareja de una, que pueden llegar a decir "che, me alegro que ahora la estés poniendo más seguido, cuando te canses te esperamos para un picadito" o "che, a Fulano lo perdimos, busquemos un reemplazo para los próximos tres meses porque de la casa no sale". Y esa es su manera de hacerle notar al "boludo enamorado" que lo van a extrañar, que les va a hacer falta un delantero goleador, pero que siempre van a estar para cuando este quiera volver. Pueden ser cínicos, sarcásticos, ácidos, pero no compiten con la novia de su amigo porque saben, en el fondo, que un pelo de concha tira más que una yunta de bueyes.

Con las mujeres, es : "vamos a ver cuál es el pelo de concha que le tira más, si el tuyo o el mío".

Y si antes dije que las minas despechadas eran jodidas, las "ex" arrepentidas pueden ser muy víboras en ese sentido. Los hombres no se dan cuenta de ciertos mensajes que yacen detrás de las llamadas absurdas, o de las llamadas de gente que cuelga cuando atiende la nueva pareja, o de las llamadas que no se hacen al teléfono fijo y sí al celular de ellos. Pero la nueva pareja sí se da cuenta, porque es mujer, y porque sabe que del otro lado hay alguien que ya no tiene chances, pero que quiere seguir formando parte de su vida. A cualquier costo. No importa que él se termine peleando con su pareja por culpa de esos llamados a deshora, no importa nada. De hecho, no importa si él deja a su nueva pareja para darle una oportunidad, porque no es justamente eso lo que la ex arrepentida quiere. Lo que quiere es probarle a "la nueva" que ella sigue siendo importante en la vida de su ex. Sea amiga, confidente, o lo que sea, "la nueva" es la que viene a llevarse la atención que un día fue toda, enteramente, de ella. Viene a llevarse a la persona que un día saltó de la cama a las 4 de la mañana para ir a consolarla mientras eran novios, y lo hizo varias veces más ya siendo amigos.

Y si quieren saber mi opinión, yo estoy mucho más allá de eso. Años luz. No entro en ese juego absurdo porque mi tiempo es plata y necesito tener la cabeza fresca para generar momentos lindos y dinero que me permita llevarlos a cabo. Pero que no me busquen, dicen que soy una escorpiana jodida que también marca territorio...rs...