sábado, diciembre 06, 2008

Seguimos sin cambiar...

Está bueno guardar algunos escritos para ver si a lo largo de la vida seguis pensando de la misma manera. Esto lo publiqué una vez en el fotolog que tenía:


"Si no mirara el mundo con ojos de turista, todo sería tan monótono, tan aburrido, que tendría que comprarme una Filcar para ubicarme entre tanta monotonía". (Turca Dixit)

Un día Dany me dijo: "Turca, keep your eyes wide open" y no hizo más que instalar definitivamente en mí la idea de que sólo tengo una vida, que no sé cuánto puede durar, y que mientras dure quiero llevarme de este mundo la mayor cantidad de imágenes, de sensaciones, de sentimientos y de momentos. Me dejó pensando por un buen rato. Y llegué a la conclusión de que tengo los sentidos tan "al palo" que cualquier cambio es capaz de desestabilizarme emocionalmente. Cuando eso pasa, me introspecciono, pienso, reflexiono y concluyo que – mismo siendo así – prefiero ser diez mil veces sensible a pasar por esta vida como quien se sube a un bondi, viaja, ve un poco el paisaje y después se baja.
Si te tomás la vida de esta manera, todos los días son diferentes. Buenos Aires es una ciudad hermosa, disfrutás del Obelisco por más que pases a las corridas, mirás a tu alrededor y ves que algo cambió, que hay un cartel nuevo, que abrieron una nueva sucursal del Dr. Ahorro… la fisonomía de la ciudad cambia todos los días. Y no termina ahí. Uno también cambia. Y seguramente no va a ver la ciudad con los mismos ojos de ayer.
Heráclito de Éfesos ya lo decía: "No te bañarás dos veces en el mismo agua", dándole a la historia del hombre ese concepto tan necesario de "movilidad" y de "cambio". El agua pasa una sola vez por ese lugar. Y uno cambia constantemente, no sólo de pensamiento, sino físicamente. Cuando empecé a escribir esta crónica, quizás yo tenía millones de neuronas. Ahora debo tener un par menos, porque las células de nuestro cuerpo, a medida que pasa el tiempo, mueren. Otras se regeneran. Pero vivimos en permanente cambio.
Y que lindo que es moverse, cambiar, no atarse a una estructura para que las cosas no nos desestabilicen. Vivir en Buenos Aires es hacer turismo aventura: hay tanto para aprender, tanto para asimilar, tanto para ver que a veces pienso que no me va a alcanzar toda la vida ni voy a tener todo el tiempo que quiero para detenerme a pensar en cada cosa que veo.
Que bueno que es tener una base e ir moldeándola a lo largo de los años. Aprender de las experiencias y aún así seguir entregando todo en cada beso, en cada caricia, en cada abrazo, por más que eso implique darse por enésima vez la cabeza contra la pared. Que bueno que es permitirse el lujo de seguir creyendo a pesar de los golpes recibidos. Que bueno que es amar, que bueno que es sentir, que bueno que es decir "te quiero" por más que del otro lado haya un silencio, porque no me hace falta que vos me quieras para que yo pueda quererte.
Vivir la vida con todos los sentidos despiertos es difícil. Es vivir con la sensibilidad a flor de piel. Es llorar al ver una madre amamantando a su bebé y es reírse del ciclo de la vida. Es felicidad cuando a un amigo le va bien porque te ponés en su lugar, y es amargura cuando ese llamado no llega.
Pero no conozco otra manera más linda de vivir. Si existe, pásenme la receta.
Besos
Turquex.

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