miércoles, diciembre 03, 2008

Los consejos de Lady Love

Inaugurando la sección "archivos secretos", acá va la primera entrega de un escrito lunático que escribí en el 2004. Muy bizarro, pero hoy lo leía y me reía yo sola.

Mi nombre es Lady Love.
Reservo mi verdadera identidad. La mantengo en el más profundo de los secretos, no por vergüenza ni pudor, sino porque me busca la policía. Tuve muchas otras vidas, entre las cuales está la anterior – la más importante- en la que fui odalisca del grupo de baile de Araceli. Allí aprendí el arte milenario del sexo junto con las otras chicas del ballet. No éramos lesbianas. Simplemente nos brindábamos cariño y admiración mutua. Bueno, está bien. A veces nos tocábamos mientras nos bañábamos. Pero sólo eso.
Antes de salir a escena a mostrarle al mundo nuestra coreografía, venía un sacerdote a bendecir al grupo de baile para que tuviéramos suerte. Por una cuestión de pudor, sólo diré que en aquella vida pasada el cura tenía las iniciales P.G. Y en esta también, sólo que como vamos puliéndonos a medida que morimos y reencarnamos, a este desgraciado ahora se le dio por violar pendejos. Y ahora está en cana.
Es por eso que desde la clandestinidad a la que estoy condenada, aquí en el medio de la selva guaraní, decidí que era hora de compartir mis secretos con el mundo. Entre chipa y chipa, mezclándolos con un poco de sopa paraguaya y bajando semejante bolo alimenticio con unos tererés de naranja, recibí un designio divino. Alguien, alguna entidad superior que no puedo determinar con exactitud, me dijo:
-Primero, depilate las piernas porque parecés un chabón. Segundo, ponete un poco de desodorante y lavate los dientes porque ya no se distingue un olor del otro. Tercero, andá pensando y haciendo memoria de tus aventuras sexuales. Armate un compiladito y lo editamos en algún lugar.
No sé cuánto me van a pagar, eso ya poco importa. Ahora sé que tengo una misión que cumplir en este mundo y tengo que hacerlo porque sino, en mi próxima vida, voy a reencarnar en una planta de aloe vera.
Como en el medio de la selva no hay computadoras, me comunico via telepática con un equipo remoto que identifica mis pensamientos y los traduce a palabras en un documento de Word. El resto depende de quién lo edite, si lo revisa o no.
-Ñamembu, yaguá te cacá!
- Xô, cachorro da porra!
Estoy en algún punto de la Triple Frontera.
Aún hoy, durante las noches, recuerdo las andanzas de mi vida pasada. Pero eso ahora no importa. Estoy recibiendo un mensaje telepático desde Venezuela… o de Argentina. Parece que se llama Catherine. Me pregunta:
-Oie, mi bruhita del sexho, dime si es posible la penetración anal con una raqueta de tenis. Mi marido quiere experimentar y ió no sé si se puede con eso, chica.
Respuesta de Lady Love: como poder, se puede. Ya he experimentado con raqueta de tenis, palos de golf, palos de hockey sobre césped, veo que tu marido tiene un perfil deportivo. Pero cuidado. Según las leyes que rigen el universo, todo lo que entra tiene que salir, y con ese pedazo de culo que tienes no creo que lo puedas sacar una vez consumado el acto. Te aconsejo que comas mucha chipa para que se haga un bolo fecal y haga tope con eso, figúrate que después es muy difícil sacarse el palo del orto. Cualquier consulta, piensas en mí y yo recibo las frecuencias. Te deseo mucha suerte.
Tengo otra frecuencia que me busca.
-Descubrí que mi marido tiene relaciones sexuales con travestis. ¿Qué tengo que hacer? ¿Es normal? Marianela – Cruce Varela.
Querida Marianela, no es normal que tu marido tenga relaciones con travestis. Está perfecto! Nadie mejor que un hombre sabe lo que le gusta a otro hombre, y por lo que puedo deducir de tus palabras concluyo que a ti no te gusta practicarle el sexo oral a ese tu marido. ¿Por qué no le dices que se lave el pilín? ¿Es que acaso te da vergüenza? ¿O es que realmente tienes una boca muy pequeñita y le vives mordiendo? El consejo en este caso es que le dejes hacer lo que el le quiera, porque tu no tienes posibilidades de darle ese placer que él necesita. Y en cuanto a ti, pónte una aplicación de colágeno en la boca, opérate, porque de esta manera siempre serás una guampuda. Estoy a tu disposición para lo que necesites. Un cálido afecto.
Recibo la última consulta y dejo de trabajar. Ya tengo ganas de ir a masturbarme entre la maleza.
-Lady Love, me llamo Sonia y tengo 40 años. Me contaron que las mujeres tenemos un lugar en el cuerpo que se llama el punto G. Me puedes decir dónde está ubicado?
Si, mi querida Sonia. Evidentemente has estado en este mundo durante 40 años al pedo, porque ni siquiera sabes donde queda el punto G. Deduzco que nunca te has masturbado ni has tocado tu vagina ni tu clítoris, y que menos aún has acariciado tu rajita. Yo te voy a decir donde queda. Bien, ahora tu sales de tu casa, tomas el colectivo hasta Constitución y te bajas en Avenida Brasil. De allí caminas hasta Once y entras en el Reventón Tropical. Allí te tomas unas cuantas cervezas y las mezclas con Fernet con Cola y te sacudes un poco al ritmo de El Original. Bien. Dejas que se te acerquen unos cuantos monchitos y eliges al que sea de tu agrado. Vete a una zona reservada (en las boites suelen tener esos lugares) y le pides que te enseñe en donde queda el PUNTO G, porque si a los 40 años no lo has descubierto, lo mínimo que mereces es que alguien te meta dedo y dedo hasta que te des cuenta en donde cuernos queda.
Desde ya, te deseo muchísima suerte y si lo encuentras, escríbeme para saber cómo te ha ido.
Bueno, mis queridos lectores, espero que mis consejos sean de utilidad para sus vidas y que les puedan sacar el máximo provecho posible para mejorar sus relaciones sexuales. Yo me despido con un beso en sus cuellos (argghhhhh, esperen que me saco el pedacito de carne que me quedó en el diente) y espero sus consultas a:
salma_hadid@yahoo.com.ar
Como sabrán, ese no es mi verdadero nombre.
Mi nombre es Lady. Lady Love.
Bye!

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