sábado, septiembre 30, 2006

Bailando por un sueño, Cantando por un sueño y facturando por algunos pocos.

No esperes que profundice en si me parece bueno o malo que Flor de la V haya ganado y Emilia Attias haya quedado en tal estado de depresión que corrió a los brazos del Turco de Show Match para consolarse porque no lo voy a hacer. Tampoco esperes que me declare a favor o en contra de un participante u otro: para mí todos los sueños son valederos y justos. Algunos ni son sueños: son necesidades a las que gentilmente las han renombrado como "Sueños". A la amiga de una participante de "Cantando..." le gustaría tener un bebé pero no puede. Ergo: la buena amiga se presenta para ganar y poder costearle el tratamiento de fertilización a su amiga. ¿Por qué? Porque las obras sociales no costean los tratamientos de fertilización para la gente que tiene problemas para traer un hijo al mundo (como así tampoco reconocen a la obesidad como una enfermedad). Una chica de Jujuy necesita una casa digna en donde poder vivir con su familia y con su madre un poco enferma. Una casa digna, algo que en la Constitución está garantizado para todos los habitantes de este suelo argentino y de lo cual podríamos concluir en que Jujuy no es una provincia argentina, o bien, que la Constitución nada tiene que ver con los vaivenes económicos que no le permiten a la gente acceder a un techo DIGNO.
El programa de Tinelli es un permanente desfile de carencias, desde las relacionadas a la (in) salud de las personas, pasando por las "light" (esto es, abrir la propia academia de baile), hasta llegar a tocar lo más profundo de la dignidad humana, como lo es "una jubilación para mis abuelos, que ya tienen más de 70 y aún continúan trabajando".
Es curioso como algunos recién se despachan con que hay hospitales que no tienen tomógrafo, gente que vive condenada en una casa miserable, matrimonios que no pueden concebir y gente con enfermedades incosteables para cualquier bolsillo de la clase media/pobre. En eso se podría decir que el programa de Tinelli colabora abriéndole los ojos a muchos de los que desconocen esa realidad. Pero en lo que ciertamenten no colabora es el facturar a costa de la miseria y la necesidad ajena.
El combo está a la vista: un "soñador-perfecto-desconocido" y una figura mediática o del ambiente artístico. Los ponemos a bailar, a desafinar, a que sean los payasitos de turno. Ponemos un *13013 y que la gente llame para votar por uno o por otro. No es nuevo: sólo con los anunciantes se le paga a toda la planta operativa y más. El hotel para los que vienen del interior del país es uno de los más pobretones de la ciudad, pero con el sólo hecho de nombrarlo al aire habrá gente que se acerque. Y con lo que se recibe de las líneas de teléfono... agrandamos los bolsillos de Tinelli.

Vos sos yo o yo soy vos?

En semejante despliegue de mediáticos en busca de más cámara, de gente que no es tan mediática pero ve en el programa uma forma de que la gente no se olvide de ellos y gente con necesidades, no con sueños, falta destacar la participación de un jurado que está para... ¿para qué estaba el jurado? y el infaltable público al que le podemos faltar el respeto con el horario y siempre estará allí, apoyando incondicionalmente a sus ídolos.
Sin embargo, se ha perdido el foco de la cuestión y el leit-motiv que supuestamente había impulsado la idea del programa. Recordemos que ella era: un "soñador" que quiere cumplir su sueño bailando o cantando, y al cual le ponen una figura que poco o nada tiene que ver con el cantar o el bailar, pero ambos hacen su mayor esfuerzo para lograr el sueño.
No obstante, poco se ha hablado de los participantes. En todos los casos no vi a ninguno de ellos despotricando contra sus compañeros, sí - quizás- contra el jurado. Lo que sí he visto mucho es a una Nazarena Velez amagando con irse, a una Flor de la V que acusa discriminación y en un psicopateo totalmente planeado dice no ser "preferida"(algo similar a lo que hace Nazarena), he visto a un mago Emanuel totalmente fuera de sus cabales exigiendo justicia, a un Jean Pier Noher visiblemente enojado por su nominación, y a una Ana Acosta sacadísima con el jurado.
En los programas de chimentos se entrevista más a las figuras mediáticas que a los propios soñadores.
Las victorias, al parecer, se las lleva sólo el famoso. Había que verla a Flor de la V agradeciéndole al público por su premio, pero la audiencia es un tema aparte.

Nosotros nos debemos al público, aquella eterna masa cautiva que vota...

La mayoría de la gente festejó que Flor de la V haya salido primera. Calculo que fue la gente que votó la que estuvo feliz: a mí me da lo mismo que gane uno o gane el otro. Quiero que a pesar de que se trata de la exposición de las miserias, se lo gane el más miserable o -digamoslo de una forma políticamente correcta- aquél a quien le haga más falta.
Ahora, lo que a mí me resulta curioso es que en un país bastante discriminatorio hacia los travestis y poco "friendly" con los gays (a pesar de que nuestro turismo es el más abierto hacia los gays extranjeros que dejan sus dólares y euros aquí) en el programa ¡haya ganado un travesti!. De esto puedo desprender tres conclusiones: a) que los argentinos somos más hipócritas de lo que creemos, b) que no importa si bailás bien o bailás mal, lo importante es que me divertís y por eso te voto, c) No importaba el sueño del pibe, sino la puja entre Florcita y Laura Fidalgo... "y a esa guacha había que ponerle la tapa!"
Lo que vota la gente poco tiene que ver con la decisión del jurado. Y si es el voto de una masa inculta que valoriza más la diversión, el chusmerío y la exposición de una vida privada bastante carente en vez de valorar el talento, el trabajo y el esfuerzo, se hace más que obvio que hay un jurado que está sobrando. Que no les quede dudas que Nazarena gana el cantando, no porque yo lo diga, sino porque ella se debe al público y el público la reconoce a pesar de que es un perro cantando. La gente quiere show, quiere ver mediáticos, quiere chusmerío, que Flor hable mal de la Fidalgo, que Naza hable de su divorcio con Agostini o de su relación con el ex de Susana. A la gente poco le interesa el arte o el talento, porque de hecho, no es necesario para ser un triunfador. Y en eso la televisión jugó un papel fundamental durante todos estos años, mostrando a las chicas del momento, en general abundantes en carnes o en plástica y con poca formación intelectual. Eso, sumado a que pocos son los que ascienden gracias a su trabajo en la escala social, llevó a que todos creyeran que esforzarse es inútil, que te salvás si tu hijo la pega como jugador de futbol o si tu hija sale con las medidas perfectas para que un esmerado productor la ponga en algún programa a revolver los papelitos de un sorteo y después de allí salta al teatro. Esforzarse ¿para qué?
Si ya se dieron cuenta de que la gente quiere chusmerío, que la próxima vez hagan un reality de famosos que quieran exponer sus agitadas vidas y que esta gente que vota, lo haga por gente a la que le están pagando por ello. Pero que no se utilice a los "soñadores", porque ellos sí van con el corazón en la mano a luchar por su sueño.

Por último, si me preguntás por qué miro a Tinelli, te puedo contestar que es para darme cuenta de lo miserable que es este pueblo que se divierte con las miserias ajenas.




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