Aprovechando la ocasión del paso de Juliane por Buenos Aires, voy a aprovechar para mandarle unos alfajores a Sumire, mi amiga de São Paulo. Pero antes quiero que vean cómo un español habla de tan perfecto tentenpié. Los textos pertenecen a "Torbe", alto pornógrafo español amigo del Mono Mario (aparece en algunos capítulos de la saga) y, creánlo o no, no habla de pornografía sino de alfajores. Si, un buen alfajor no tiene nada que envidiarle a un orgasmo.
Viaje de Torbe de 2005
En mi reciente viaje a las Argentinas, un producto autoctono ha hecho regurgitar mi cuerpo serrano. Los alfajores.
No, el alfajor no es Argentino. Aunque lleva mas de 130 años de honrosa tradición nacional, y aunque existan mas de 150 empresas alfajoreras solo en Argentina, el alfajor es un invento de los Árabes. Y su antigüedad se remonta a los orígenes de la cocina árabe, al igual que otros parientes como el turrón o el almíbar.
Según el Código Alimentario Argentino, en su artículo 132, un alfajor es “ un producto constituido por dos o más galletitas, galletas o masa horneada, separadas entre sí por rellenos como mermeladas, jaleas, u otros dulces, pudiendo tener un baño o cobertura exterior.”
El alfajor aprendió a hablar castellano hacia el año 711, cuando se produjo en España la caída de los visigodos, cuyo ultimo rey Rodrigo, fue derrotado por los árabes. A partir de entonces, la influencia arábiga marcó durante siglos el desarrollo de la cultura española, que entre otras costumbres, adoptó la pastelería típica (existe todavía hoy en Medina de Sidonia, en la provincia de Andalucía , una Agrupación de Productores de Alfajores que conserva la secreta y antigua receta original, legada de padres a hijos a titulo de mayorazgo).
En los siglos posteriores, y con la conquista española de nuevos puertos, la divulgación de recetas milenarias tomó rumbo propio.
En Argentina fue desconocido el significado de la palabra alfajor hasta bien entrado el siglo XIX. El alfajor era una tradición en la Córdoba española: en conventos y casas religiosas del siglo XVIII manos hábiles preparaban, entre otras exquisiteces una artesanía formada por dos bizcochos cuadrados, unidos entre sí por dulce de leche, cubiertos por un vidriado de azúcar llamado tableta.
El pionero de los alfajores en Argentina fue, hacia 1869, don Augusto Chammás (químico francés llegado en 1840), quien inauguró una pequeña industria familiar dedicada a la confección de dulces y confituras. Fue idea de este caballero hacer una tableta, que en vez rectangular, fuera redonda. Así empezó a comercializarse esta golosina con el nombre de alfajor; el alfajor lleva ya 130 años de tradición nacional, para alegría de los niños, y los no tan niños argentinos.
Y entre esos no niños yo me incluyo, autentico viciado del alfajor y culpable de saltarme la dieta que me esta dejando tope metrosexual. El alfajor me mató cuando fui a Buenos Aires, pero no me importa morir por un alfajor, porque son endiabladamente ricos.
Os voy a poner una selección de unos pocos, que compre, de todas las variantes que habia, que eran tropecientosmil y la madre
MILKA MOUSSE
Mucho chocolate y 3 pisos de guarrerida. Al final todo te sabe igual, a lo mismo, a chocolate milka
BON O BON
Para mi el mejor, con su sabor caracteristico a chocolate de esa marca, que sabe riquisimo
GUAYMALLEN
Esta bien, pero tampoco es para tirar cohetes. El envoltorio no parece que sea demasiado bueno
AGUILAR
No me molo nada la mini tarta brownie, no sabe a nada y esta seco
ALFAJOR OREO
Toma puntazo de los de Oreo, estaba rico, ya podrian comercializarlo fuera de argentina
ALFAJORES JORGITO
Simples pero muy ricos, rellenos de dulce de leche, empiezas a comerlos (son pequeñitos) y no puedes parar
ALFAJORES HAVANNA
Son los mas famosos y los mas caros, y dicen muchos que son los mejores. Yo los probe y no son para desmayarte, pero estan bien, prefiero los negros que los blancos.